Aún me quedan fotos de la serie de Ogeia por presentar a mis lectores, pero hoy voy a subir la primera toma de una breve serie realizada en la Costa Quebrada de Liencres a primeros de julio.

Como todos los que compartimos afición por la fotografía de paisaje sabemos, la Costa Quebrada es un lugar con infinitas posibilidades. Hay miles de encuadres posibles desde infinidad de rincones. De hecho hay un par de ellos que me gusta repetir siempre que voy… Aquella tarde no fue el caso. Tenía decidido de antemano desde donde quería hacer las fotos así que mis encuadres obligados quedaron allí para mejor ocasión.

No tuvimos la suerte de cara en cuanto a la meteorología y condiciones, pero aún así, no nos podemos quejar. Si bien es cierto que no tuvimos nubes y que el cielo a penas se tiñó ligeramente durante el ocaso, sí que pudimos disfrutar de una bonita luz cálida bañando la costa durante esos momentos. En ocasiones como aquella, hay que pensar rápido y variar las posibles intenciones, intentando adecuarse a las condiciones que ofrezcan a priori unos mejores resultados finales… Humildemente, creo que acerté.

Descartadas las tomas a contraluz por la ausencia de nubes y de color, decidí centrarme en captar la luz cálida que llegaba hasta los acantilados gracias al sol que empezaba a esconderse. Como ya he dicho antes, tenía decidida la ubicación de antemano, así que solo tuve que moverme ligeramente para adecuarme a los nuevos encuadres. No me costó demasiado, la verdad…. Tan solo tuve que buscar la forma de que todos los elementos que creía importantes estuviesen en la foto. A mi personalmente, me gusta el resultado de la tarde, aunque no sea lo que fui buscando… Hoy es el día en que tras bastantes visitas al lugar, aún espero encontrarlo algún día con esas condiciones «rompedoras» que busco.

Os dejo con la toma. Laster arte!