Y nunca mejor dicho… Para realizar esta foto que hoy os presento cogí una caladura de órdago, o mejor dicho, la cogí después de hacerla. Ni tan siquiera las negras nubes que cubrían el cielo me hicieron presagiar que tras la primera tormenta de ayer iba a llegar una segunda que me pusiese como una sopa. Torpe, o mal meteorólogo, que es uno…
Después de bajar corriendo hasta la playa de Kobaron desde el parking de Itxaslur y decidirme a montar todo el equipo, las inclemencias del tiempo tan solo me permitieron realizar dos o tres fotos puesto que una gota del tamaño de una uña caída sobre la tapa del flash me dió el aviso de recoger y poner pies en polvorosa.
Llegué completamente calado al parking. El equipo estaba a buen recaudo bajo la funda de lluvia de la mochila. Nada mas llegar al coche la lluvia cesó pero, tras el varapalo, no me quedaron ganas de arriesgar de nuevo y decidí conformarme con las escasas fotos que llevaba en la tarjeta de memoria…
Había escrito una historia mucho más extensa sobre esta anécdota pero la magia de wordpress me la ha hecho desaparecer…
Os dejo con la foto que salvé de la luvia. Laster arte!